Una breve reflexión sobre la muerte de Margot Loyola y Manuel Contreras |
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Escrito por John O'Kuinghttons
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12-Ago-2015 |
El reconocido cervantista Edward Riley comentó en uno de sus luminosos estudios sobre el Quijote que al cabo del tiempo los personajes históricos acaban confundiéndose con los de la ficción, y que con los años restará ninguna prueba irreprochable de que alguien haya existido verdaderamente.
En la semana del 3 de agosto murieron Margot Loyola y Manuel Contreras. La primera: una elevada folclorista; el segundo: un resonado genocida. Esta inesperada convergencia temporal le valió a la senadora Isabel Allende una reflexión de la que ahora me apropio: en una misma semana fallecieron una representante de la vida y otro de la muerte.
Margot Loyola será juzgada por sus méritos intrínsecos, por su música e investigación, por su fe en el ser humano y por propiciar su engrandecimiento. A Contreras se lo recordará por su listado de perjurios, por haber incubado la Dina y haber sido un cobarde de capirote. Aunque en el futuro ambos se aliarán a seres imaginados como Don Quijote, Madame Bovary o Jean Valjean, no podrán desasirse nunca de lo que profesaron sobre la tierra.
En un muy limitado receptáculo del tiempo Chile ha llorado y celebrado la finitud humana.
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