El discreto palacio es mucho más que un solemne edificio de ventanas enrejadas y pórtico encumbrado.
Es el signo de la soberanía que un día fue herida por quienes debieron resguardarla. Las secuelas de esta inmensa contradicción aún convalecen en el trato íntimo y público de los chilenos.
Foto de Franklin Valverde.