Adolf Eichmann jamás habría prosperado en una sociedad que contradijera los idearios homicidas. El oportunismo, el arribismo y la mediocridad hallan suelo fértil en las crisis.
Sin la que vivió Chile Pinochet no habría sido otra cosa que lo que estaba condenado a ser: un burócrata acomodaticio que jamás oyó de cerca el silbido de una bala. En su fuero interno debió de agradecer a su dios la tragedia que ensombreció a Chile.
Foto de Franklin Valverde.