Gabriela Mistral y Neruda han respondido a la fascinación que sienten los pueblos por eternizarse en un símbolo.
Nadie los desconoce; pocos los leen. En el zócalo del antiguo Huelén esplende esta alegoría donde la poetisa, como el émulo de una vestal, parece decir, quiéreme, pero antes léeme.
Foto de Franklin Valverde.