Pertenece a una familia que en su esplendor quiso recomponer la Galia en suelos que aún no se pensaban como nación.
A sus fortunas debemos el palacio, el parque y la viña que almacena preciosos caldos que desembocan en experiencias abodegadas sin misterios para que cualquiera los conozca. La extensión de las parras antaño fue más radiosa, hoy ha encogido por el acoso de las inmobiliarias y por la conveniencia comercial de sus inveterados propietarios.
Foto de Franklin Valverde.