londres_38_-_foto_franklin_valverde_-_a.jpgFue una de las primeras instalaciones concebidas para que un chileno devastara a otro chileno. Se domicilia en un barrio de ecos franceses, en el pecho mismo de la ciudad. En el sosiego provinciano de sus calles adoquinadas nadie podría sospechar que ahí coexistía una secuela del infierno.

Hoy es un museo, que cumple con esa tarea que secretamente han adoptado ciertos recintos: tornar visitable el horror. Por aquí transitaron personas cuyo dolor fue y será impronunciable y personas cuya sevicia e ignorancia fue y será superior a  cualquier tipo de adjetivos.

 

 

Foto de Franklin Valverde.